Si lo piensa bien, la agricultura y la tecnología siempre han estado mano a mano. En el siglo pasado, la agricultura avanzó sobre la base de inventos como la desmotadora de algodón, la segadora y la trilladora. Hoy en día, la agricultura implica el uso de tecnologías inalámbricas, posicionamiento GPS y láseres para ser más eficiente. Pero, los agricultores del mañana llevarán la tecnología agrícola un poco más lejos mediante el uso de Big Data, robots, drones y muchas otras maravillas tecnológicas.
Para el 2050, nuestro planeta tendrá nueve mil millones de personas que consumirán una cantidad cada vez mayor de alimentos. Si la actividad agrícola pretende seguir alimentando al mundo, necesita parecerse más a la industria de manufactura. Afortunadamente, ya está comenzando a suceder y ahora las granjas se están volviendo más como fábricas: operaciones estrictamente controladas para producir productos fiables, inmunes en la medida de lo posible a los caprichos de la naturaleza. Gracias a una mejor comprensión del ADN, las plantas y los animales criados en una granja también están estrictamente controlados. Tales avances tecnológicos de hardware, software y "liveware" están llegando más allá del campo, la huerta y el establo. La piscicultura también se esta beneficiando de las nuevas tecnologías y la horticultura de interior, que ya es el tipo de agricultura más controlada y precisa, esta a punto de volverse aún más eficiente.
A corto plazo, estas mejoras impulsarán las ganancias de los agricultores al reducir los costos y aumentar los rendimientos, y deberían también beneficiar a los consumidores en forma de precios más bajos. Sin embargo, a largo plazo, pueden ayudar a dar la respuesta a una pregunta cada vez más urgente: ¿cómo se puede alimentar al mundo en el futuro sin ejercer una presión irreparable sobre los suelos y océanos?
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, de aquí al 2050 es probable que la población del planeta aumente a 9,7 mil millones, desde los 7,3 mil millones actuales. Esas personas no solo necesitarán comer, querrán comer mejor que la gente de ahora, porque para entonces es probable que la mayoría tenga ingresos medios, y muchos con alto poder adquisitivo. Entonces, la producción de alimentos tendrá que aumentar en un 70% para satisfacer la demanda proyectada.
Dado que la mayoría de la tierra apta para la agricultura ya se ha cultivado, este crecimiento debe provenir de mayores rendimientos. La agricultura ha experimentado un aumento de cambio de rendimientos en el pasado, incluida la mecanización antes de la segunda guerra mundial y la introducción de nuevas variedades de cultivos y productos químicos agrícolas en la revolución verde de los años cincuenta y sesenta. Sin embargo, importantes cultivos como el arroz y el trigo han dejado de crecer en algunas partes del mundo con cultivos intensivos, un fenómeno llamado: meseta de rendimiento. La difusión de las mejores prácticas existentes sin duda puede llevar los rendimientos en otros lugares hasta estas mesetas. Pero para ir más allá de estos rendimientos se requerirá una tecnología avanzada.
Será un gran desafío. Los agricultores son famosos por ser sensiblemente escépticos al cambio, ya que el costo de obtener malos resultados es muy alto. Sin embargo, si la agricultura de precisión y la genómica se desarrollan como muchos esperan, una nueva revolución agrícola está a la vista. Por lo tanto, la agrotecnología parece ser la mejor opción de inversión para el futuro de Venezuela.
Luis Miguel Mulet Molina - Director Ejecutivo AVAT