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La salud del suelo y el impacto de los bioestimulantes en Venezuela: Una herramienta clave para la agricultura sostenible

La salud de los suelos es fundamental para garantizar una producción agrícola eficiente y sostenible, ya que influye directamente en la calidad y cantidad de los cultivos. Sin embargo, factores como la sobreexplotación de los suelos, el uso excesivo de agroquímicos y el cambio climático han deteriorado la fertilidad de la tierra en Venezuela y muchos otros países. Frente a este desafío, el uso de bioestimulantes se ha convertido en una solución innovadora para mejorar tanto la salud del suelo como el rendimiento de las plantas.


¿Qué son los bioestimulantes y por qué son importantes?


Los bioestimulantes son sustancias o microorganismos que, al ser aplicados en las plantas, estimulan sus procesos naturales, mejorando la absorción de nutrientes, su tolerancia al estrés ambiental y la calidad del cultivo. A diferencia de los fertilizantes, no aportan nutrientes directamente, sino que optimizan el uso de los que ya están presentes en el suelo. Entre los tipos más comunes encontramos los extractos de algas, aminoácidos, sustancias húmicas, extractos vegetales y microorganismos benéficos como hongos micorrícicos y bacterias  .


El uso de bioestimulantes es particularmente beneficioso en contextos como el de Venezuela, donde los agricultores se enfrentan a desafíos como la variabilidad climática extrema, la erosión del suelo y la alta demanda de producción agrícola. Los bioestimulantes no solo mejoran la productividad, sino que también contribuyen a una agricultura más sostenible al reducir la necesidad de productos químicos, protegiendo así la biodiversidad del suelo.


El uso de bioestimulantes en Venezuela


En Venezuela, el uso de bioestimulantes ha ido ganando terreno en los últimos años, especialmente en el sector agrícola. Según datos recientes, varios cultivos como el café, el maíz y el cacao han comenzado a beneficiarse de estas tecnologías. Empresas como Intelligrow Agriculture LTD del Reino Unido, por ejemplo, han introducido bioestimulantes basados en extractos de algas, los cuales han mostrado resultados notables en cultivos de maracuyá en Finca Betania Agrícola, Finca Dos Aguas, Hidroponías de Venezuela, y otros proyectos piloto con reconocidas asociaciones de productores en el país.


Además, el aumento en los precios de los fertilizantes y las crecientes exigencias ambientales han impulsado a los productores locales a buscar alternativas más sostenibles y económicas. Los bioestimulantes, al mejorar la eficiencia de los fertilizantes y ayudar a las plantas a resistir mejor las condiciones adversas, se han convertido en una herramienta valiosa para los agricultores venezolanos.


Tipos y costos de los bioestimulantes en el mercado venezolano


El mercado venezolano ofrece varios tipos de bioestimulantes, que varían en precio y composición. Los más comunes incluyen:


1. Extractos de algas: Estos contienen fitohormonas que estimulan el crecimiento de las plantas. Su precio varía según la concentración y la especie de alga utilizada.

2. Aminoácidos: Moléculas esenciales para la síntesis de proteínas en las plantas, ayudan a las plantas a recuperarse del estrés. Los costos pueden oscilar entre $20 y $60 por litro, dependiendo de la pureza y el proveedor.

3. Sustancias húmicas: Derivadas de la descomposición de la materia orgánica, mejoran la fertilidad del suelo y se pueden encontrar en presentaciones desde $15 por kilogram.


Casos de éxito en el uso de bioestimulantes


A nivel internacional, los bioestimulantes han demostrado su efectividad en diversas regiones. En España, por ejemplo, casi el 80% de los productores de tomate utilizan bioestimulantes, y se ha reportado un aumento considerable en la calidad y cantidad de la producción. En Brasil, el uso de estas tecnologías ha permitido a los agricultores enfrentar los retos del cambio climático, mejorando la resiliencia de cultivos como la soja y el maíz.


En Venezuela, aunque el mercado de los bioestimulantes aún está en desarrollo, los resultados obtenidos en pruebas en cultivos como el maracuyá han sido alentadores. Estos productos no solo han mejorado el rendimiento, sino que también han permitido reducir el uso de fertilizantes y otros agroquímicos, contribuyendo a una agricultura más sostenible y competitiva.


La agricultura venezolana enfrenta numerosos desafíos, pero la adopción de bioestimulantes ofrece una vía prometedora para mejorar la salud del suelo, aumentar la productividad de los cultivos y mitigar el impacto ambiental. A medida que más agricultores en el país y en la región se familiaricen con estas tecnologías, los bioestimulantes se consolidarán como una herramienta esencial para enfrentar las demandas agrícolas del futuro.


Luis Miguel Mulet Molina - Director Ejecutivo AVAT